domingo, 20 de febrero de 2011

El enemigo de la muerte

La muerte se sentía sola. Todos los héroes tienen su malo malísimo, y por tanto todos los malos tienen su héroe, pero el de la parca no había aparecido. Pobre muerte, que armado con la guadaña y su tosca capa de lino fino imaginaba cómo sería su antítesis: <<¿un hombre fornido dispuesto a herradicarme? ¿un sacerdote que se cree portador de la verdadera libertad? ¿un misterioso mago dispuesto a conseguir la inmortalidad>>. Había muchas posibilidades y ninguna era imposible, si es que tenía que haberla.

La muerte esperaba su antagonista porque todos lo tienen, La Gerra tenía a La Paz (pero todas acababan en La Muerte), La Pobreza luchaba contra La Riqueza (y nuevamente todas acababan en la muerte), La Mentira contra La verdad, La Luz contra La Oscuridad, La Religión contra La Ciencia. Todas tenían con quien luchar, y todo acababa en la muerte.

<<Pero, quizás yo no tenga mi antagonista, quizás mi antítesis nunca haya nacido porque yo sea diferente, no soy de nadie y todos acuden a mí. Todos acaban viéndome, y lo de acabar es literal. Todas las anteriores son mujeres, tiene coraje e inteligencia, yo no, pues si nombre es de mujer, mi cuerpo es de hombre. Quizá esa sea la respuesta, yo soy diferente>>.

Pobre muerte que no encontraría a su antiyo, pobre muerte que lo tenía delante y no lo vería nunca. Pues si bien él nunca la conocería, su enemiga era La Vida. Era su enemiga porque La Vida hacía posible la existencia de La Muerte, La vida impulsaba la sangre de La Parca para que ésta pudisese caminar, pudiese pensar, pudiese matar. La Muerte estaba vivo, y su Vida era su propia enemiga.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Dobby, el elfo enfermo.

¡Hola blogueros!
Sé que os tengo un poco abandonadillos pero es que resulta que en unos meses mi vida ha dado un vuelco muy extraño y me veo todas las semanas preparando una función para representar en un escenario. Qué cosas, por eso de que el tiempo pone a cada uno en su lugar, habrá que ver cuántos fliparían ahora y dejarán de decir ese refrán porque les ha tocado la parte desagradable.

Hoy me aburría y me he encontrado con una imágen de mi personaje favorito de Harry Potter y he llegado a una conclusiones que o bien estoy muy fumado (sin fumar) o bien me ha iluminado la ciencia. Mirad la foto de Dobby.


He encontrado en Dobby diversas enfermedades con sólo ver la foto.
Dobby, y como él todos los elfos domésticos tienen los síntomas de una enfermedad genética llamada Progeria.

La progeria está reconocida como una laminopatía, asociada a mutaciones en el gen LMNA que codifica para la lámina A/C, el componente principal de las láminas nucleares. La mutación más frecuente, es una mutación puntual en la posición 1824 en el exón 11, que crea una mutación en el codón 608 y activa el sitio críptico de splice llevando a una lámina A truncada. Como consecuencia esto lleva a la pérdida de 50 aminoácidos en el terminal-C de la forma de la proteína conocida como progerina o lámina AD50. Esto tiene como consecuencia la disrupción del ensamblaje normal de la envoltura nuclear, la función nuclear y la función de la lámina A. Afecta específicamente la maduración de la prelaminina A a la laminina A, por lo tanto la progeria es un desorden que tiene un efecto profundo en la integridad del tejido conectivo. Esto es crítico para el soporte nuclear y para la organización de la cromatina. Teniendo en cuenta lo anterior, los estudios se han basado en fibroblastos, ya que la enfermedad se manifiesta en el tejido conectivo. Se han encontrado cambios en la glicosilación de los fibroblastos, pero aún no se sabe si esto se debe a algún estado de la enfermedad, o a la adquisición de mutaciones genómicas.
Las células presentan un núcleo con alteraciones estructurales (herniaciones y lóbulos) así como defectos en la organización de la heterocromatina. Molecularmente presentan un defecto en el mecanismo de reparación del ADN como consecuencia de la rotura de la hélice doble.

 Fuente: Wikipedia.

Explicándolo de forma clara, la progeria es una enfermedad genética que afecta a niños y que se empieza a mostrar en el primer año de edad. La enfermedad produce envejecimiento prematuro con todos los síntomas de la vejez y con muerte natural alrededor de los 13 años. El problema es que los elfos domésticos, como he podido apreciar en las imágenes de la película tienen todas las particularidades físicas de los enfermos de progeria y por tanto todos sus síntomas (aunque eso no lo explican, no hay más que mirarle las manos o las piernas a Dobby para verlos) sin la muerte prematura. O sea, síntomas de vejez durante siglos, escalofriante.
Además, el color de la piel de Dobby se explica con una muy avanzada Enfermedad de Raynaud, que es una exageración del fenónemo reflejo normal (la contracción de los capilares por el frío), los ojos saltones se deben al sindrome ocular del braquiocefálico (que es una acomulación de una sustancia que en los ojos que les da el aspecto de grandes y saltones) y elefantitis ótica que ha conseguido que las orejas tengan ese tamaño y sean tan deformes.

¿Elfo o enfermo? Juzguen ustedes.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mi estado anímico y el por qué llevo una temporada desaparecido.


¿Cómo le describirías a un ciego un color? ¿Cómo describes a cuerdo lo que es la locura? ¿Cómo describes algo de lo que realmente no estás seguro?

Pasan las horas, y con las horas los días, y con los días los meses que se metamorfosearán en años que acabarán siendo decenios, siglos y luego milenios. Por suerte yo ya no estaré. Los días pasan ante mí como colores deformados que se entremezclan creando confusión, cada día es distinto pero es uno más, cada día es diferente al anterior pero igual, el mundo es aburrido, ni siquiera tengo rutina y aún así me aburre la vida.

No tengo ganas de hacer nada, de ver a nadie (total, la gente ha vuelto a darme la espalda y a hacer como que no existo), simplemente tengo ganas de hundirme en mi cama a pensar en lo aburrida que es la vida y lo bien que estoy revolcándome en mi propia mierda. Odio el mundo por ser tan feliz y me odio a mí mismo por no estar fuera disfrutando de mi alegría natural. Pero es que, realmente me doy asco. Hoy no entiendo cómo es posible que la gente esté feliz, hoy no entiendo la felicidad, no entiendo la alegría por algo banal que acabará pasando, no entiendo el alegrarse por nada porque creo que entiendo demasiado la vida. Nada tiene sentido, nada lo tendrá y nada lo ha tenido, porque el mundo es asqueroso y la gente lo vive como si fuera una telenovela.

Me encantaría ser como esas personas que están totalmente unidas con el mundo, que se alegran por algo o que tienen el coraje suficiente para pelearse, pero es que a mí ambas cosas me parecen ridículas y formas de complicarse la vida. ¿Para qué? ¿Para qué alterar la vida de alguien, total, es una mierda? No entiendo nada, y creo que ni formo parte del mundo, nada me altera, nada me sorprende, nada me divierte, nada me entristece, simplemente estoy ahí, no sé para qué, simplemente me da igual el mundo, me da igual todo, sólo quiero estar ahí, viviendo la mierda que me ha tocado vivir.

Algunos me dirán, muchos lo están pasando peor, o están en condiciones más extremas ¿y qué? Yo realmente no estoy en malas condiciones, es simplemente que me aburre la vida. Otros dirán, es una racha, ¿y qué? Realmente me da igual, es simplemente que me aburre la vida.

¿Y entonces?

Creo que por primera vez, estoy realmente deprimido.

sábado, 5 de febrero de 2011

El aplauso del público


El valor del aplauso es algo que aprendí en teatro cuando ya llevaba escuchándo el vítor del público cuatro años. En los cinco años que llevo en el mundo de la música cofrade he visto pasar cientos de actuaciones y miles de aplausos, gente que incluso llora por la música, personas que valoran de verdad tu trabajo, pero hasta hace poco más de dos años y medio no había empezado a valorar tanto el aplauso y el apoyo del público, y aún así, realmente hace sólo tres semanas que el apoyo del público me emociona como nunca antes.

Estoy en una etapa de mi vida en la que han vuelto a mí los aplausos, ver tantas caras sonrientes que aplauden para mostrar su apoyo es algo que no se puede superar. El aplauso, los vítores, el apoyo, el simple hecho de la presencia, no sé, me siento querido en ese momento y todo lo doy por mi público.

Porque hoy lo tengo claro, el culpable de que yo esté ahí no soy yo, que a fin de cuentas me equiboco más que un termómetro de anís, no, sois vosotros que me aplaudís y pedís que siga.

POR TANTO HOY, TODO SE LO DEBO A MI PÚBLICO.
Por vosotros, hoy estoy aplaudiendo.