lunes, 13 de septiembre de 2010

¡En vez de pegar tiros o pelear, nos ponemos todos a cantar!

Sé perfectamente que la imágen está mal elegida, pero esa es la idea :P
Bueno, como ya sabéis yo muchas veces he criticado la "humanidad" de las personas, y muchas otras concretamente de las personas que viven en algunos barrios marginales como el mío. Bien, pues esta entrada trata de todo lo contrario.

Os cuento, estaba yo tan tranquilo en mi casa con el encore abierto haciendo ejercicios de armonía con 21 instrumentos, cuando de repente mi concentración se vió destrozada por el sonido insistente de una sirena. No le hago caso y sigo haciendo frikerías musicales hasta que mi madre dice... "¿Es una ambulancia? Lleva ahí mucho rato", y se va a asomarse a ver. Sí, mi madre es así de cotilla.

Pues sabrá usted, mi querido lector, que yo soy más cotilla aún que ella y me fui con ella al patio de mi casa (que es particular, si llueve se moja como los demás) y me asomé para descubrir que no era una ambulancia si no un coche de policía parado y con la sirena puesta vete tú a saber para qué. Lo que me sorprendió fue una masa ingente de gente (valga la redundancia) bajando para ver qué pasaba, uniéndose a otra masa aún mayor de gente que estaba parada detrás del coche. Conclusión: algo había pasado, sí, soy tan listo que no me di cuenta hasta ese momento.

Intercambio una mirada de complicidad con mi madre y sin que hagan falta palabras nos decidimos a unirnos a esa gran masa de gente para ver qué pasa, como el que no quiere la cosa.

Al llegar allí no pude por más que reirme, sepa el lector que había una redada porque en esa zona se concentran, o creo, porque no he ido nunca a ninguna, varios puntos de tráfico de drogas. Bien, los salaos de mi barrio, para despistar al cuerpo y fuerzas de seguridad del estado no dijeron de ponerse agresivos ni nada por el estilo, sino que sacaron sillas, las pusieron en medio de la carretera, improvisaron un chambao, sacaron tres guitarras, unos timbales y dos cajones flamencos y SE PUSIERON A CANTAR.

Yo estaba flipando, porque, como sabéis no apoyo el tráfico de drogas pero simplemente digo que cada persona debería ser libre para hacer lo que quiera. Todos saben que se están matando si se drogan y si no lo saben se lo repetiremos una y mil veces, pero si siguen queriendo consumir y rechazan toda la ayuda nosotros no deberíamos impedirles nada. No somos quién; Pero lo que de verdad me sorprendía era la forma pacífica de revelarse contra la policía, cantaban letras anárquicas con el ritmo flamenco característico del barrio. Yo estaba anodado y contento. Por fin, había visto un verdadero flujo de humanidad en aquél barrio caído.

Me gustó, y me reí por dentro de los policías. No pudieron hacer nada.
Ni la sirena podía callarlos, ni nadie, porque apelaron a su libertad de expresión.

¿Y sabéis lo mejor?
Muchos de ellos fumaban delante de la policía porque el consumo propio está permitido, no había menores, y estaban en su casa.

Definitivamente, otra llamada a la anarquía y a la libertad, a la liberacion mental de la publicidad y sobre todo. Del pacifismo renombrado, porque ellos no lo defienden, pero hicieron uso de él y la policía no pudo hacer nada. Si se llegan a poner violentos hubieran acabado en comisaría, pero con las canciones, quedaron bien, hicieron lo que querían, se manifestaron y mostraron su desacuerdo con las leyes que atan al ser humano, impidiendole ser como verdadera es.


domingo, 5 de septiembre de 2010

Siete letras como siete días tiene la semana

 
Quiero preguntarte, querido lector, ¿Qué es una semana en tu vida?
¿Qué puedes hacer relevante en una semana, que recuerdes toda tu vida?
¿Qué es aquéllo, que haciéndolo en siete días, te haga sonreir durante años?

No sé, pero hay muchos tipos de semanas. Semanas que parecen horas, semanas que parecen días, semanas que pasan como tal, como semanas, y que en nuestra imaginación y nuestra memoría no habrá un solo rincón para recordar esa semana que fue como las demás. También hay semanas que duran meses, e incluso años. Semanas para olvidar, semanas para recordar, semanas que duelen, semanas que te hacen sonreir.

Semanas que traen recuerdos florecidos, de cuando la oruga salió del capullo y sus alas la convertían en mariposa. Semanas de la niñez, semanas de la etapa adulta, semanas de la vejez. Semanas con mucho y otras con nada. Semanas malas y semanas buenas.

Pero semanas al fin y al cabo. Y el tiempo sigue pasando y seguiremos contandolo, porque contar el tiempo significa que su paso de titán te importa.